Política Dominicana en Tinieblas y Sin Dolientes

Política Dominicana en Tinieblas y Sin Dolientes

Por: Yanio Concepción

Todo va camino a un debate político tenebroso con el surgir a destiempo de una campaña por la búsqueda del poder para llegar a la dirección del Estado Dominicano. La amenaza de una guerra nuclear, media isla dependiente del petróleo, del gas y de otros combustibles que no producimos y el deterioro del entorno ambiental convocan el mundo y el país a una niebla política.

La clase política dominicana se lanza al ruedo de una campaña extemporánea sin reglas de juego claras. Los partidos mayoritarios, que han dominado el escenario político por más de 30 años, quieren imponer el consenso de sus negocios sin producir los cambios necesarios en los derechos fundamentales establecidos en la Constitución. Los artículos 37 al 67 de la Carta Magna clasifican los Derechos Fundamentales en cuatro categorías: Derechos civiles y políticos, Derechos económicos y sociales, Derechos culturales y deportivos, y Derechos colectivos del medio ambiente.

Ante el lanzamiento de la candidatura a la presidencia de los mismos aspirantes que lejos de producir cambios ya ‘se les conoce la seña’, como dicen los ciudadanos comunes,  solo podemos esperar más de lo mismo. Una vez más oiremos los discursos demagógicos que ofrecen reducir la pobreza, crear empleos, enfrentar la delincuencia, mejorar la situación económica del país altamente endeudado, en fin, ofrecen ‘villas y castillas’ para llegar y seguir engañando el pueblo ingenuo que solo busca un bono para su subsistencia.

Ahora solo falta el referendo que salga del Palacio Nacional para proclamar la candidatura presidencial del Lic. Danilo Medina. Para eso habría que modificar la Constitución de la República de manera que se implante la reelección por la popularidad que ostenta desde el manejo del poder. Decenas de candidatos a la presidencia de la República, llenos de ambición, han implantado la ley de ‘sálvese quien pueda’ con muchos ofrecimientos y cero efectividad.

Nuestra República está en tinieblas sin un plan real de nación. Las aspiraciones desmedidas de la clase política sin control nos hacen frágiles ante el panorama que nos acecha. La perspectiva de debacle global acercándose a una tercera guerra mundial que, al parecer, no nos afecta, da la impresión de estar en una fiesta permanente de fantasía carnavalesca.

Con tantas disyuntivas, el Congreso no acaba de crear la ley de partidos que garantice una democracia real y preserve la dignidad nacional como país libre e independiente donde el pueblo de verdad cuente.