Por: Yanio Concepción
Los desafíos que enfrenta el escenario económico mundial requieren del ejercicio de un liderazgo participativo y visionario que promueva la paz y el sosiego requerido para gestionar el crecimiento de la economía. Cientos de escrito reflejan el pro y contra de la reforma fiscal que presentará el gobierno para organizar los ingresos del PIB de la República Dominicana, y que incluye ajustes necesarios para que los contribuyentes tengamos más seguridad social.
Las instituciones financieras dominicanas, han dado muestra de crecimiento económico en la última década. Se han establecido regulación e indicadores de transparencia que alcanzan un alto nivel de ahorro, por ejemplo en la población que se organiza en sus finanzas personal y familiar, y en los trabajadores y empresa que cotizan en las AFP, donde según Superintendencia de Pensiones Sipen en boletín estadístico trimestral enero – marzo 2024, el patrimonio acumulado de los fondos de pensiones asciende a DOP$1.27 billones, lo que representa el 19% del producto interno bruto (PIB) del país, con un universo de afiliados de 5.1 millones de trabajadores de los cuales 2.1 millones son cotizantes.
La Superintendencia de Bancos (SB) en nota de prensa de junio 2024, explica que, al término de marzo de 2024, los activos totales del sistema financiero dominicano ascendieron a DOP$ 3.5 billones para un crecimiento interanual equivalente a 17.1%. Mientras que las captaciones a través de depósitos y valores en poder del público continúan siendo la principal fuente de financiación para las entidades, al ascender a DOP$ 2.7 billones que representa el 39.2% del PIB, donde los hogares son la fuente principal las captaciones del sistema financiero, con una acumulación a diciembre 2023 de DOP$1.4 billones, equivalente a un 52.4% del total.
Además, el mismo informe del FMI, explica que “los ingresos tributarios están limitados por el alto nivel de exenciones y un elevado umbral sobre el cual se aplica el impuesto sobre la renta de las personas físicas. Racionalizar los incentivos y las exenciones fiscales que conjuntamente suponen alrededor del 5% del PIB o un tercio de todos los ingresos tributarios también es fundamental a la hora de simplificar el sistema impositivo y reducir la evasión fiscal”.
Por otro lado, el sector cooperativo dominicano, según El Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo (IDECOOP) está integrado por 2,309 cooperativas, y más de 1,800,000 asociados que representan la economía social y solidaria. Además, al cierre del 2023 han evidenciado un importante crecimiento en activos alcanzando un monto total de DOP$326,000,000.00 para un impacto de 7% del PIB, y generando 46,646 empleos directos y más 139 mil indirectos, con la reforma fiscal, es el mejor momento para proteger y motivar la cultura del ahorro en el país, para generar riqueza.
La educación financiera juega un papel importante en fomentar la disciplina en el ahorro, ya que ayuda a las personas a entender la importancia del ahorro a largo plazo y a desarrollar hábitos financieros saludables. Para enfrentar las desigualdades, se debe establecer desde el estado la cultura del ahorro, dando facilidad a la población de cierta exención para seguir fortaleciendo esta disciplina de saber gastar.
Conocemos que los países donde el índice y desarrollo humano es alto, es porque asumen la disciplina del ahorro como una cultura. Algunos ejemplos son China, quien tiene un alto nivel de tasa de ahorro personal; Alemania que son conocidos por ahorrantes prudentes y una mentalidad financiera conservadora; Suiza con disciplina y una planificación del ahorro a largo plazo; y Singapur que desde el gobierno fomenta el ahorro a través de medidas y programa obligatorio de ahorro, promoviendo una cultura ciudadana. Estos países son ejemplo de la educación y cultura financiera.
Es claro que salarios decentes y una cultura del ahorro, es lo que nos hará obtener un desarrollo como país y la prosperidad tan anhelada por la familia dominicana. Esta cultura se refiere a la “capacidad de los ciudadanos para administrar sus finanzas de manera responsable y prudente”. Esto implica establecer educación y metas financieras, creando un presupuesto, ahorrando regularmente, evitando gastos innecesarios y diseñando una buena planificación para el futuro.
En definitiva, hay que reflexionar la propuesta de reforma que está generando el Estado y los sectores productivos nacionales del país. El consenso nos llama a definir ¿qué país queremos en los próximos 15 años? ¿a cuál estado de derecho social y económico aspiramos? Debemos responder estas premisas sin politiquerías y con altos niveles de conciencia pensando siempre en el bienestar familiar y de todos los dominicanos, proteger, incentivar y no seguir castigando con impuesto los ahorros, para continuar liberandonos de la pobreza y generar riqueza.