Por: Yanio Concepción
¿Qué puede ser más importante para un país que su gente y sus recursos naturales? La convivencia sana entre las personas y la naturaleza que los acoge es un excelente indicador de la felicidad de la gente. En República Dominicana, el gobierno y la sociedad no han consensuado una verdadera política ambiental de cara a los cambios y al agotamiento de nuestros recursos naturales, para garantizar una economía sostenible.
La cumbre de Rio+20 no satisfizo las expectativas de la mayoría de los países representados. Estados Unidos se niega a aceptar un acuerdo económico-ambiental, Europa ha perdido su autosuficiencia económica y su autoridad política y China ha acelerado el deterioro ambiental del planeta. La tozudez de estas potencias no les ha permitido ponerse de acuerdo en un tema tan trascendental como la protección ambiental. La sombra de la guerra nuclear se ha despejado, en cambio, la sombra del deterioro ambiental pende con igual poder destructor sobre el planeta y los países desarrollados evaden su responsabilidad para eliminar esta amenaza mundial.
República Dominicana hace lo propio para guardar su imagen internacional llevando al cónclave un retórico discurso de inconformidad, mientras apadrina la destrucción de nuestro medio ambiente con la minería a cielo abierto. ¡Basta ya de la doble moral y de la falsa ética ambiental de las autoridades! ¡Alto al engaño! ¡El agua, el bosque y la vida no tienen precio! ¡No más corredor de la muerte en la Cordillera Central, con la explotación indiscriminada de nuestras montañas! ¡Alerta roja ante los crímenes ecológicos para garantizar un modelo económico fuera de época, no más contaminación!
La ONU acaba de presentar en la conferencia Rio+20 el lanzamiento de un nuevo índice mundial para medir la riqueza de las naciones, “El nuevo índice de Enriquecimiento Inclusivo (IWI por sus siglas en Inglés) es un cambio del (PIB) el IWI destina a reflejar mejor la riqueza de los países y su capacidad futura de crecimiento, al tener en cuenta la disponibilidad de recursos naturales y educación de su población”.
El nuevo índice se probó en más de 20 países desarrollados y solo Japón pasó con buena nota. El IWI suma el capital humano, el capital natural y el capital económico planteando que el crecimiento económico debe ir acompañado de la conservación de los recursos naturales para que sea sostenible. Esta economía verde y social es la única vía para garantizar calidad de vida, en su sentido más integral.
Quienes luchamos por la Isla Verde con una economía más sustentable apoyada en su capital natural acogemos este nuevo índice de medición de la riqueza para enfrentar la pobreza.
Este nuevo indicador compromete a República Dominicana a condenar la explotación minera a cielo abierto para preservar “la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto” como exclamó Cristóbal Colón. Este también nos induce a encarar con urgencia y responsabilidad el ordenamiento territorial de la nación a sabiendas de que somos media isla en devastación continua, sin un plan de desarrollo sostenible en nuestro medio ambiente.
Ciudadanos inteligentes para ciudades inteligentes es el paradigma de la economía verde y social. Gobernantes inteligentes para países inteligentes es el reto que la educación debe vencer. El nuevo Presidente de la República ha lanzado un ardid de integración para los jóvenes dominicanos: “Ponte pa’ tu país”. Su eslogan “hacer lo que nunca se ha hecho” es una promesa y un medidor que el pueblo usará en el momento oportuno. Es tiempo de cambiar el modelo económico ambiental agotado que año tras año ha ido sepultando la esperanza de vida de los dominicanos. Es tiempo de la Economía Verde y Social para generar una riqueza sostenible e inclusiva para una sociedad más justa y equitativa.
YC