Democracia Imperfecta
Por: Yanio Concepción
Los dominicanos ejercen su derecho legítimo, universal y constitucional al voto directo cada cuatro años para elegir el destino de quien dirigirá el país. En los artículos 122, 123 y 124, la Constitución de República Dominicana consagra los requisitos para ser Presidente que ejerce la función del Poder Ejecutivo, en nombre del pueblo.
En nuestra democracia imperfecta, la campaña electoral se caracteriza por una feria de promesas que nacen y mueren en discursos y planes que casi nunca se ejecutan. Nuestros candidatos gastan una retórica política que ya no convence a nadie, pero sí vencen los sueños de cambio de los ciudadanos que todavía aspiramos a un país mejor. Los discursos de campaña describen lujosamente qué va a hacer el futuro Presidente, pero nunca explican el cómo, es decir, las estrategias de implementación.
Se firman pactos de civilidad y respeto a las leyes y a la Constitución, se habla de apoyar el 4% para educación sin un programa convincente y claro de inversión. Trabajar por la salud de la población, enfrentar la delincuencia, crear empleos dignos, combatir la corrupción, son parte del menú de temas que la nación aspira para salir del subdesarrollo.
La democracia debe procurar hacer feliz a la gente, pensando siempre primero en la gente y actuando siempre a favor de la gente. En una economía en crisis de valores éticos y morales, el país demanda más conciencia ciudadana y más honestidad y responsabilidad de la clase política ante los grandes desafíos que tiene República Dominicana.
Los grupos oligárquicos han impuesto una democracia clientelista, desde los albores de nuestra fundación, manejando el erario público a su antojo y conveniencia, comprando la conciencia ciudadana con los mismos recursos del pueblo trabajador que es sólo una fila detrás de una “fundita” o un personaje anónimo en las estadísticas de una encuesta.
La democracia participativa es justa y necesaria. Los hombres y mujeres que defienden la justicia y la cohesión social, que priorizan la gente, que promueven la disciplina ciudadana donde se exijan derechos y se cumplan deberes son la esperanza del pueblo oprimido y alienado.
Cada país escoge el sistema de gobierno que sus leyes le permiten. Nuestro cuadro de mando es teóricamente bueno. Sólo necesitamos que los responsables de ejecutar el poder político amen, de verdad, nuestro país y decidan corregir nuestra democracia imperfecta. La baja educación, el poco respeto a las leyes, la venta de la riqueza ambiental a transnacionales, el pobre suministro de energía eléctrica siguen siendo tareas pendientes que se traspasan sólo de mando. La democracia imperfecta que se empodera cada cuatro años está acabando con la nobleza de nuestro pueblo.
La democracia es elegir un mejor destino con planes y compromisos serios y ejecutables. ¡No apoyemos más esta democracia imperfecta y caricaturesca! ¡Demos el salto de vida donde cada ciudadano busque, consiga y celebre la felicidad de la gente!
3 de mayo 2012
YC