Por: Yanio Concepción
Con la apertura del nuevo año escolar es bueno reflexionar sobre cuál fue el motivo político estratégico para que se excluyera la clase de moral, cívica y política del currículo educativo dominicano. En la vida personal o nacional siempre hay un motivo, un porqué y también hay consecuencias.
La exclusión de la enseñanza de moral, cívica y política del currículo dominicano ha generado ciudadanos apáticos, empresarios indolentes, líderes de doble moral, seres egoístas viciados en su desarrollo personal, sin juicio político ni aspiraciones de crear un país decentemente gobernable, económicamente estable e inclusivamente democrático.
Es urgente que el sistema educativo dominicano reincorpore la enseñanza de los valores y el civismo con fundamento sociopolítico que nos identifique como nación. Hoy más que nunca hay que tomarle la palabra al Presidente de la República que en su discurso ante la Asamblea Nacional propuso la creación de una ley que retome la moral, cívica, ética y los valores fundamentales del país.
¿Por qué se le ha entregado a organizaciones partidistas la guía y enseñanza política de nuestros ciudadanos patrocinada con los recursos del Estado y que no cumplen con la formación cívica ni ética para hacerlo? Es un derecho de cada ciudadano tener ideas claras del régimen cívico-político que nos gobierna.
Es tiempo de reflexionar y exigir que los niños y jóvenes aprendan más moral, civismo y política dominicana en las escuelas. Conceptos básicos como el Estado de Derecho que sustenta nuestra Constitución, el perfil del sistema de gobierno democrático-participativo, deben enseñarse en las escuelas a fin de desarrollar el juicio cívico- político de los ciudadanos. Cuando el pueblo ignora las bases de su idiosincrasia es más fácil de manipular y más de fácil de malgobernar.
Es tiempo de legislar a favor de la enseñanza sistémica de moral, cívica y política de manera que nuestros educandos puedan participar inteligentemente en el debate del destino de la nación para fortalecer la soberanía dominicana, centrada en la doctrina cristiana que encabeza nuestro lema: “Dios, patria y libertad”.
A través de la educación moral, cívica y política, la sociedad hace más fuertes los lazos comunitarios, creando una identidad colectiva que genera una forma de vida alrededor del bien común, donde la pluralidad del Estado de Derecho Social y Democrático que establece la Constitución se exprese y fortalezca.
¡Es hora de conocer nuestra realidad cívico-política como país! ¡Es hora de insertarse como ciudadano responsable, apercibido con los fundamentos morales y cívico-políticos para crear la nueva República Dominicana que todos anhelamos!
YC