¡La delincuencia nos está ganando la batalla!

¡La delincuencia nos está ganando la batalla!

Por: Yanio C. Concepción
Cada vez son más frecuentes y patéticos los casos de delincuencia que arropan el país ante la indiferencia de las autoridades militares y judiciales.  Todos saben dónde surgen estas manifestaciones barriales, encubiertas, muchas veces, por los responsables de enfrentarla con energía y consistencia.

Sin castigo a las autoridades complacientes no se combatirá la delincuencia. Sin explicación pública a la gran riqueza que acumulan los funcionarios a escasos meses de su gestión, el Gobierno está encubriendo la corrupción y con ello auspiciando la delincuencia. La ambición es la madre de gemelos: la corrupción y la delincuencia. Los asaltos, atracos y robos, igual que la corrupción nacen de un vientre embarazado de ambición. La impunidad ante la corrupción y la delincuencia tienen en zozobra el barrio y la familia.

La población quiere trabajo, educación, cultura y paz. Es responsabilidad del gobierno propiciar la seguridad ciudadana combatiendo la delincuencia con menos corrupción, más y mejor justicia y sobre todo combatir la vagancia y los vicios programas de prevención y rehabilitación donde prevalezca el imperio de la ley y el respeto ciudadano.

Si los delincuentes se pueden trasladar con facilidad y pueden hacer contacto de un lugar a otro, creando  redes delincuenciales, con el aval de los organismos del Estado, ¿qué está pasando realmente?¿Qué más tendrá que pasarle a la familia, a los ciudadanos, a la empresa para que el Estado se decida a combatir la delincuencia callejera que camina impune ante la justicia? ¿Qué esperaremos los dominicanos para seguir desacreditando la imagen de un país alegre que se convierte en violento  y agresivo? Sin autoridad responsable no hay país que avance. Dejar hacer, sin control, sin sanción, por las autoridades que asumen las funciones públicas es arriesgar la marca-país.

La Policía Nacional y las fiscalías son instituciones que no cuentan con un personal adiestrado para realizar las labores de prevención y persecución de los delincuentes y criminales. Entre otras razones, sus miembros no reciben la remuneración adecuada ni la capacitación ni los recursos necesarios, para ser mínimamente eficientes en su tarea de preservar la seguridad ciudadana.

Todavía la delincuencia no ha tocado fondo. Las familias sufren calamidades, injusticia social, desempleo, deportaciones masivas de diferentes países. Estas son sólo algunas de las causas que profundizan la delincuencia.

La delincuencia nos azota a cualquier hora día, cara a cara, sin piedad. Asaltos, atracos, robos a mano armada causan en los ciudadanos un efecto sicológico desmoralizador y desesperanzador. Algo hay que hacer y pronto ante la indolencia de las autoridades que no quieren ver las raíces, causas y consecuencias de la delincuencia y de su ineficiencia.


Jóvenes deportistas, como la judoca vegana María García, Gabriel Mercedes, Feliz Sánchez, entre otros, deben ser emulados y deben servir de inspiración. Solo llegar a  los Juegos Olímpicos de Londres donde participarán más de 10 mil atletas, en 26 deportes es ya una gran victoria.  El nuevo Presidente ya tiene la antorcha en la mano, vamos a correr la carrera con buenos entrenadores, con una dirección enfocada en la gente y alcanzaremos la medalla olímpica.

La disciplina elimina el desorden. La pasión vence la desesperanza. ¡Atletas, Presidente electo, vamos tras la presea y llenemos este país de gloria!
YC