Por: Yanio Concepción
Los empresarios dominicanos están cambiando de paradigma en su manera de intervenir en la cosa pública. Actualmente están exigiendo cambios o posiciones políticas en el nuevo orden económico planteando un nuevo giro en la forma de hacer política pública. Fruto del deterioro de los partidos y del liderazgo político dominicano, los empresarios se están moviendo a una posición más activa y demandante en el territorio político nacional.
Es insólito ver la postura pública de los empresarios en su determinación por lograr espacios en el debate sobre leyes de interés nacional como la ley de mina y energía, la ley de partidos, el código laboral, la ley de semillas, la ley del agua, la ley de regulación de los extranjeros. Estos, abiertamente, pretenden cambiar el rumbo de las leyes con lobbys interno y externo en el Congreso Nacional, en el Poder Ejecutivo usando todos los medios a su alcance, en especial, los medios de comunicación.
Cuando aparece ‘el hombre del maletín’ haciendo lobbys para torcer la voluntad de la clase política a favor o en contra de leyes que favorecen el bien común, debería investigarse profundamente de dónde sale este personaje sombrío que burla las cámaras de seguridad del Estado y es capaz de cambiar el pulso de la democracia y de la nación.
Es indignante observar a los empresarios pronunciarse públicamente como si fueran partidos políticos y ver cómo los mismos políticos se callan y ocultan esta realidad. Esto dista mucho del ejercicio moral y ético que impone la democracia que deberían practicar los partidos y sus representantes elegidos por el pueblo para defender, íntegramente, el bien común y los intereses de la nación, no solo de un pequeño sector.
Es hora de ver, juzgar y actuar en consecuencia ante quienes nos representan en el sector público. ¿Cuál es el papel del sector privado en el país en un régimen capitalista? Estamos viviendo en la era de la información. Son tiempos de apertura y transparencia. Cada sector, público y privado, debe ocupar su lugar en el sistema democrático. El pueblo, los empresarios, el Estado, los partidos deben ocupar estricta y apropiadamente su papel para enriquecimiento y provecho de todos. La adopción de roles, por pura conveniencia o presión mediática, disfraza, desplaza y aplaza el desarrollo sostenible que todos anhelamos.