Por: Yanio C. Concepción
El país avanza al ritmo de dos fuerzas poderosas: la inversión en educación y en el sector agropecuario. El presidente Lic. Danilo Medina ha expuesto estos dos modelos, ante la ONU y la FAO, como las fuerzas impulsoras del desarrollo sostenible y de la seguridad alimentaria a nivel nacional e internacional.
Los dominicanos debemos repensar el desarrollo sostenible que queremos y necesitamos a partir de las acciones y declaraciones de nuestro Presidente cuando habla en nombre de todos en los foros internacionales. Debemos mostrar especial interés al apoyo que el Presidente está ofreciendo a las asociaciones y cooperativas agropecuarias rurales con sus visitas dominicales con el objetivo de enfrentar la pobreza y generar empleos. Debemos preguntarnos bajo qué esquema económico social se sostendrá este modelo a mediano y largo plazo para su continuidad dada nuestra política pública cambiante cada cuatro años.
El reconocimiento de que fue objeto el presidente Danilo Medina por la FAO y su Director General, señor José Graziano, por su modelo de Gobierno orientado hacia una agricultura sostenible, acceso a los alimentos y agricultura familiar es un ejemplo de cómo cambiar la mentalidad de los pequeños productores agrícolasa través de la asociatividad de los campesinos en cooperativas agrícolas. Acoger “el cambio de paradigma alimentario y de producción agrícola es parte de un cambio cultural, social y agrícola en la tradición de la subsistencia campesina”, afirmó el Director General de la FAO, José Graziano da Silva.
Los pronunciamientos del señor José Graziano, cuando dice que “deben explorarse opciones como la agroecología y la agricultura inteligente respecto al clima y también la biotecnología y el uso de organismos genéticamente modificados” debemos considerarlos seriamente. En hora buena surgen estas declaraciones para definir y reforzar un modelo agrícola capaz de alimentar a más de 30 millones de personas, entre dominicanos, visitantes y los hermanos haitianos que eligen nuestra nación como su primer destino para enfrentar la pobreza y el hambre que sufren en su país.
Es bueno recodar al presidente Medina cuando dijo en la FAO que “su gobierno es un firme defensor del principio de que la alimentación es un derecho universal” y que “la única estrategia viable para combatir el hambre es revitalizar las zonas y los ingresos rurales”. Esta estrategia de gobierno basada en “visitas sorpresas” a comunidades agrícolas ha desempeñado un papel importante como catalizador y canalizador de la inversión agrícola. Esta iniciativa ha logrado el primer objetivo de desarrollo del milenio que es combatir el hambreal reducir la proporción de la población hambrienta del 34% en 1990 a un 15% en el 2014.