Soborno y Clientelismo

Soborno y Clientelismo

Por. Yanio Concepción

La ética pública define el accionar de los funcionarios y del gobierno como el mejor mensaje de los políticos en su administración de recursos del Estado.  Se fija, por supuesto, en la necesidad de transparencia e el manejo del erario.  En definitiva, cómo actúa el funcionario ante los ciudadanos.

Soborno es el ¨ofrecimiento de dinero u objetos de valor a una persona para conseguir un favor o un beneficio;  algo injusto e ilegal¨ que practican políticos de distintas ideologías y partidos. Como en  política usar recurso público no tiene aquí consecuencias judiciales drásticas, usar el soborno y el clientelismo se convierte en una regla.

Las campañas quedan marcadas por el proselitismo sin control  en gran parte basado en el soborno y el clientelismo, sin una ley que regule el accionar de los aspirantes políticos  y sin que el gobierno ponga coto.  Evidentemente, una actitud así pone en desventaja a  aspirantes que si tienen una clara hoja de servicios en la comunidad.   Resulta vergonzoso el manejo de recursos públicos y privados a diestra y siniestra  moviendo a  empleados públicos y  a pobres que esperan una simple paga para movilizarse en un acto político.  

La cultural política de compra de conciencia, sin ningún castigo judicial,  castra  la democracia por las  aspiraciones desmedidas y el uso de los recursos públicos.  Y transcurre,  como si todo  esto fuera  normal entre una ciudadanía que ha sido corrompida por el soborno y compra de conciencia. 

Cada día es más desagradable ver el proselitismo  sin control  y en un mal uso de recursos por  parte de candidatos a los cargos públicos desde un simple regidor hasta  aspirantes a la presidencia de la República.

Es lamentable que por el clientelismo, la compra de conciencia y el soborno entre aspirantes a  puestos públicos, no se pueda demostrar en parte la procedencia de sus  recursos.  Algo  totalmente rechazable.  Son actitudes que no nos ayudan a crecer en democracia.