Analisis Libro; Dirigir y Motivar Equipos de Javier Fernandez Aguado
Por Yanio Concecion
El libro Dirigir y Motivar Equipos, escrito por Javier Fernández Aguado expone un concepto novedoso e impactante: la Dirección por Hábitos (DPV).
Los directivos actuales, en estos tiempos de cambio, crisis de valores y emprendimiento, buscan alternativas para dirigir y motivar sus equipos a fin de generar unaa rentabilidad sostenida en un mundo de exigencia y competencia global.
Javier Fernández Aguado, en este libro, hace un valioso aporte al análisis psicológico empresarial para el desarrollo de las personas y directivos modernos, que compiten en la globalización.
En este análisis la formación del activo más valioso de la empresa toma fuerza para modificar el comportamiento de los valores reales de las personas y la empresa aplicado a la sociedad.
Definir las coordenadas necesarias para liderar los procesos de cambios implícitos en las empresas y las personas, en pro de su crecimiento real e ineludible son los objetivos fundamentales de este autor enfocados en cómo dirigir y motivar a las personas en un equipo efectivo.
Este texto cuestiona el esquema de la empresa capitalista imperante en EE. UU., Europa y Japón, que da primacía al capital, sin importar el ser humano. Hablar de valores, sin aplicarlos de verdad es un recurso mercadológico antiético y vergonzoso.
Las empresas globalizadas y trasnacionales, por lo general, centran su interés en obtener beneficios rápidos, sin importar el destino de las personas. El autor, en el capítulo sobre “Cómo producir resultados y rentabilidad”, se enfoca en cómo lograr los objetivos sin violar los valores, haciendo énfasis en que los directivos deben desarrollar hábitos de dirección (DPH) que propicien el crecimiento íntegro de las personas.
Precisa que las escuelas y universidades no producen empresarios, sino empleados y mucho menos cuentan con hábitos en valores compatibles con sus colaboradores.
Objetivos
• Analizar los conceptos planteados por diferentes autores en sus propuestas metodológicas como Administración por Valores (APV), Administración por Objetivos (APO), Administración de RR. HH., enriquecidos por la Dirección por Hábitos (DPH).
• Describir cómo dirigir equipos efectivos, con valores reales que sean comprensibles, entendibles y practicables en el día a día.
MARCO CONCEPTUAL
El buen dirigente debe contar con una personalidad armónica y equilibrada para el manejo adecuado de los calibradores.
Fernández Aguado comienza definiendo la persona como un ser que busca la felicidad. Esta búsqueda se convierte en un impulso tan grande que nada la detiene en su consecución. Muchas veces se ve afectada por la manera cómo es gobernada la organización. Un buen gerente, para dirigir eficazmente, debe tener este aspecto en cuenta y gobernar logrando que la gente haga lo que quiere y debe hacer.
Plantea de manera detallada los cuatro hábitos esenciales para implementar eficazmente la Dirección por Hábitos: la prudencia, la justicia, la moderación y la fortaleza. La prudencia le permite adelantarse a lo que viene para crear una fortaleza que le ayude a enfrentarlo y además, este es el conductor del resto de los hábitos operativos buenos.
Es indiscutible que el autor del libro Javier Fernández, en su teoría de Dirigir y Motivar Equipo, estimula el conocimiento de la persona desde el inicio, buscando la esencia del hombre desde su manifestación antropológica, sicológica y siquiátrica. Plantea que es necesario conocerse a sí mismo para comprender lo que cada uno refleja en su interior y exterior en el desempeño empresarial y social.
Hay hábitos nutrientes o tóxicos que debemos evaluar de forma continua en la empresa, aportando soluciones adecuadas. Es responsabilidad de los directivos de las empresas el cambio continuo y globalizado.
El análisis filosófico y practico del autor reinterpreta el nuevo mundo que cambia velozmente, alentando la creatividad e innovación eficaz de la gestión en el marco de la dirección eporvalores y por hábitos nutrientes practicados diariamente.
La influencia de su planteamiento como elemento contemporáneo hace referencia, a la definición de una persona como un ser que esencialmente busca la felicidad.
La tarea del directivo debe orientarse a la acción y su resultado, en armonía con la persona, el saber hacer, el comprender la energía que posee la persona para integrarse a las labores, sabiendo que como dirían los clásicos: “Nosotros somos fundamentalmente lo que no somos”.
En la teoría de los hábitos –DPH-, Javier Fernández, le da mucha importancia a la nueva función que representa en la corriente de dirigir y motivar equipos. Hace más hincapié en las personas que en la empresa.
La Dirección por Hábitos en la profundidad de la antroplogia y perspectivas de las personas, es asumida más allá de una simple exigencia del manejo de los recursos humanos en las empresas. Con esta teoría el autor busca el perfeccionamiento mismo de las personas, dentro de su desarrollo continuo.
Ejercitar permanentemente a las personas en la misión, visión y objetivos de la empresa, tomando en cuenta los siguientes elementos: lealtad, sinceridad, discreción, afabilidad, puntualidad, laboriosidad, reciedumbre, prudencia, saber, buen gusto, responsabilidad, alegría, neutralidad, sencillez, generosidad, magnanimidad, justicia, comprensión, paciencia, audacia, amistad, valentía, buen humor, agradecimeinto el modelo DPH, de cómo dirigir y motivar equipo. Es un complemento de la dirección por valores, haciendo de estos elementos hábitos diarios que deben asumir las personas y la empresa como conquista de la verdad.
Ahora bien la persona tiene tendencia en la familia, empresa y la sociedad, de no dejarse arropar por la mediocridad porque hace que algunos vivan sin capacidad, acomodados a la rutina y sin metas a las que aspiran todas las personas y empresas.
Hay que combatir el miedo a la empresa y a las personas que ejercen una función con la evidencia para poder mejorar los procesos y llegar a lo óptimo.
Como proclama el autor constantemente ¡Qué bonita será Barcelona cuando se acaben! Las personas, las empresas, la comunidad, los países y el planeta nunca se van a terminar de reinventarse, recaerse. El cambio y la creación son continuos e inevitables. Los desafíos, metas y ambiciones permanentes nos demuestra que no todo está hecho, que siempre hay cosas que innovar y para cumplirlos tenemos que reinventarnos.
Los directivos deben tener claro que las personas son plenamente conscientes de su dignidad y acaban reaccionando airadamente, cuando reciben maltrato sicológico de parte de los directivos o se intenta aprovechar de ellas.
El reto de los directivos es el buen trato a sus colaboradores y subordinados, porque mayor será la identificación y el sentido de pertenencia a sus labores, ya que las personas tienen su complejidad y hay que aceptar en los equipos la diversidad. Los directivos deben ser capaces de tratar con la gente de forma real.
La tarea del directivo, en gran medida, es proyectiva en la acción y en los resultados. Por tanto, es necesaria la reiteración del comportamiento de las personas. Las personas, si no son adecuadamente formadas cargan con este lastre en su desempeño laboral y social. Es difícil encontrar desde la juventud la dirección recta para el ejercicio de la virtud, pues el vulgo, y más los jóvenes, rechazan la vida templada y firme.
Los directivos deben ser mesurados para poder dirigir, prudentes para poder aplicar la justicia a sus colaboradores.
El autor hace referencia a los filósofos en la conducta de la persona. Aristóteles hablaba del autocontrol que denominó “encrateia” como la parte del proceso de aprender a mandar. Los directivos deben saber que no lo saben todo, que van a discrepar de los demás. Si desconocen esta realidad absoluta no recibirán sugerencias.
Los directivos y los lideres deben vivir, de algún modo, la vida de otros. ¡No hay casos, hay personas con ilusiones, con esperanzas, con alegrías y tristezas, con encuentros y desencuentros, con experiencias y frustraciones, con resentimeintos, con buenos deseos y con contradicciones que, a veces, ni siquiera ellas mismas entienden.
Es analítico y preciso el libro en los conceptos emitidos en su teoría de la Direccion Por Habito ya que la vida es una sumatoria de hábitos de hombres y mujeres que buscan cumplir sus metas y propósito en la vida.
La formación, como reto continuo, es la esencia de la búsqueda de nuevos desafíos de las personas que son creativas e innovadoras en un mundo cada vez más demandante y cambiante, que busca la felicidad y el trabajo para disfrutar sus deseos y gustos inagotablemente.
El mayor desafío para sustentar una empresa en constante éxito es mantener las personas fuera de la rutina. El mayor enemigo de cualquier organización no son nunca los enemigos de afuera, la competencia, la burocracia administrativa pública, sino la rutina.
La formación en libertad debe ser, sobre todo, la libertad misma. Para los directivos la existencia de problemas es lo único que justifica su sueldo: gestionar personas para gestionar libertad.
En la empresa es importante disfrutar lo que se tiene sin compararse. Los envidiosos no miran ni se fijan en el esplendor de la vida, ni en la grandeza de las buenas obras, sino en lo podrido y corrompido.
Dirigir es anticiparse, ver la proyección de los otros para señalar qué aspecto debería ser mejorado por la persona y el equipo.
Como dicen algunos filósofon, con paciencia se inspira confianza, con coherencia generamos confianza para cumplir las metas, los logros y objetivos de los equipos.
Las personas debemos estar conscientes de que la paz de nuestro espíritu no depende del buen carácter y benevolencia de los demás, depende de la tranquilidad de nuestro corazón y de nosotros mismos.
Los directivos para dirigir y motivar necesitan carisma que significa don para entregarle a los demás lo que tiene y quiere y ser bienvenido.En la empresa, a veces, no se busca gente que piense, sino personas que ejecuten, esto causa muchos daños hoy dia porque todos debemos pensar.
Para el buen trato con las personas, el autor subraya la falta de discreción porque algunos tienden a ser escandalosos. Mucho más que hablar con la gente, se habla de ella. La grandeza de una organización, depende de la capacidad de asimilar la diferencia.
Hacer hincapié en los cambios es comenzar a diseñarlos y aplicarlos cuando las cosas marchan bien. Esto reqiere de mente abierta por parte de la dirección.
Es por eso que un directivo debe ser respetuoso, flexible, escuchador, creador de áreas de encuentro. Aceptar la realidad es el primer paso del buen directivo.
En la empresa, la innovación no es una alternativa dentro de las funciones d elos directivos, es una necesidad para garantizar el espíritu de servicio de los colaboradores, dice Javier Fernández.
Este nuevo enfoque de Javier Fernández Aguado de Dirección por Hábitos, en contraposición con la Dirección por Amenaza (DPA), Dirección por Objetivos (DPO), Dirección por Valores (DPV) y Dirección por Humanos (DPH) llena el vacío de la falta de habilidades directivas traducibles en hábitos positivos para el desarrollo de su empresa.
Las habilidades directivas reciben su primer fundamento cuando el directivo es capaz de mirarse al espejo sin pasión, con audacia, sin escapar de sí mismo, pasando por el equilibrio personal; buscando la amabilidad como vehículo de interelación consigo mismo y con los demás.
¡Qué bonito será Barcelona cuando se acaben! evidencia que nunca habrá limitación para terminar de construir una visión del entorno en las circustancias actuales cuando todo de mejora.
En el Capítulo 3 sobre “La Prudencia en la acción directiva” Fernández hace hincapié en aprender a diferenciar lo importante de lo accidental que es una de las funciones de la ventaja comparativa. Se apoya en Platón cuando decía: “En las leyes, para encontrar un buen legislador, se necesita sabiduría, prudencia y buena suerte”.Aristóteles decía: “Practicando la justicia, nos hacemos justos; con la templanza, templados y con la fortaleza, fuertes”. El autor añade que quien miente se hace mentiroso; quien roba, ladrón; quien trata descortésmente a los demás, innoble; quien trabaja con denuedo y rectitud, bueno, etc.
La puesta en marcha de los hábitos tiene como objetivo dignificar la naturaleza del hombre, pero esa perfección es un espejismo que se desplaza en el tiempo.Los directivos para dirigir con eficacia deben escoger el hábito de la libertad que es la propiedad que permite elaborar el futuro de las personas y de la organización. Actuar sin razón es propio de los monos pero nunca de un directivo. La congruencia interna de su vida procede de la armonía equilibrada de las decisiones.
La prudencia sirve para calibrar bien las decisiones. Es el arte de vivir y también el medio de ayudar a otros a hacer más plena su existencia y más fecundos sus trabajos. Dirigir es siempre una apuesta; la prudencia lleva a asumir únicamente riesgo controlado, a los que se pueda razonablemente dar respuesta.
La moderación es vivir conforme a la razón. Es un hábito operativo que permite a la persona poner freno a aquellas tendencias que le desviarían del cumplimiento acabado de sí misma, es decir, de alcanzar su felicidad. En su enfoque de la nueva economía hace referencia al cambio en la percepción de lo que la persona es y de su modo de reaccionar.
El directivo debe fomentar el hábito de la clarividencia, que viene a ser la benignidad del superior en relación con sus subordinados. Sóloasí venceremos a nuestros adversarios y superamos todos los obstáculos.
La moderación en el hablar y en el comportarse va unida también a la templanza en el modo de presentarse, en la forma de vestir e incluso en la curiosidad.
En el tema de la sexualidad y la empresa, nos dice que el acoso sexual se ha convertido en una cuestión muy preocupante por el daño sicológico, moral y social que causa.