Por: Yanio Concepción
Después de transcurrido 20 años de iniciar la construcción de la Presa de Guaigui sobre el rio Camú en La Vega, este proyecto se ha convertido en un engaño y fiasco público, ante la ausencia de continuidad del Estado, a pesar de la aprobación de varios préstamos en el Congreso Nacional, para su terminación; incluso el último gobierno del presidente Lic. Danilo Medina fijó la fecha de inauguración en el mes de abril del año 2020.
El proyecto de la presa de Guaigui había sido iniciado en el mes octubre del año 2000, a un costo de US$42,5 millones de dólares, para producir 3,500 KW de energía, controlar las crecidas del río Camú y proteger la parte del municipio de La Vega, además de ampliar la frontera agrícola en 86,000 tareas, que serian incorporadas a sistemas de riego; lo cual nos habría obligado a un llamado para la preservación del principal afluente, como ente vivo con derechos.
El presidente Hipólito Mejía aprobó el inicio del proyecto en octubre del 2000, bajo un préstamo con una entidad de Noruega, en condiciones aceptables.
El país debe saber cuáles son los actores políticos que han violado los derechos ambientales, consignado en la Constitución de la República, tal y como los preceptos amparados en el artículo 15 que dice: “los recursos naturales no renovables y la biodiversidad son patrimonio nacional y, de manera particular, las cuencas altas de los ríos y las zonas de biodiversidad endémica, nativa y migratoria son objeto de protección especial por parte de los poderes públicos, para garantizar su gestión y preservación como bienes fundamentales de la nación”.
La Cámara de Diputados ratificó un préstamo por unos US$78.1 millones de dólares para reiniciar la construcción de la presa en La Vega, obra esta que se encuentra paralizada desde septiembre del año 2003, debido a las divergencias del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) con los contratistas noruegos que iban a financiar el proyecto.
Ya han transcurrido 20 años de promesa en cuanto a la construcción de la presa de Guaigui en el río Camú, La Vega. Este reclamo es un llamado al “Pacto Nacional por el Agua” y terminación de la presa, para asegurar agua a la población, producir energía eléctrica, el agua para irrigar cientos de miles de tareas para producción agrícola y el ecoturismo de montaña.
La subregión hidrográfica del rio Camú, demandaba por las crecidas la construcción de una presa, escogiendo a Guaigui, por reunir las condiciones ideales para la misma.
Hoy día la cuenca alta ha sido devorada por la corrupción, la vertiginosa depredación de sus áreas boscosas y de las montañas que aseguran agua a través del tejido hídrico afluente del río Camú, siendo reemplazado el manto boscoso por pastos para la crianza de ganado, violentando la ley de medio ambiente.
Tres gobiernos han transcurrido, sin que se observe una voluntad política y decisión, ni interés por el reinicio de la precitada obra, no obstante, los múltiples beneficios que la misma aportaría al Valle de La Vega Real.
A través del proyecto de la Presa de Guaigui, se concretaría uno de los enfoques en defensa de la Cordillera Central, como “Madres de las Aguas”, el cual se incluye en la propuesta de un Pacto Nacional por el Agua, para lo cual la provincia La Vega y zonas aledañas tenemos que reclamar con energía la terminación del este trascedente embalse.
No más indiferencia ni olvido, se trata de la obra más importante y que aun sigue pendiente 20 años después. A pesar de que los beneficios económicos repercutirían en la posibilidad de aumentar las exportaciones de vegetales, frutas y víveres; así como asegurar la autosuficiencia y soberanía alimentaria, abasto a los mercados y generación de empleos a través de las agroindustrias.
Por tanto, es urgente que se declare el río Camú como “ente vivo con derechos”, para que se proteja su cuenca hidrográfica, y con ella la biodiversidad.