Editorial Radio Santa Maria
Lunes 22-6-15
Frente al acelerado nivel de depredación ambiental que en todos los órdenes está sufriendo la madre Tierra, la cual nos sustenta, gobierna y produce, viene como anillo al dedo, la Carta Encíclica “Alabado seas”, la cual sintetiza las urgentes medidas que todos debemos tomar para el cuidado de la casa común. La misma fue emitida por el Papa Francisco en el transcurso de la pasada semana y dada a conocer públicamente por todos los medios desde el jueves 18.
Reconforta esta oportuna condena proveniente de una voz con la reciedumbre ética del Papa Francisco, en cuanto al actual modelo de desarrollo, centrado en el consumismo, el despilfarro y en la obtención del lucro inmediato. Al tiempo que denuncia “la incoherencia de quien lucha contra el tráfico de animales en riesgo de extinción, pero permanece completamente indiferente ante la trata de personas, se desentiende de los pobres o se empeña en destruir a otro ser humano que le desagrada”. Del mismo modo en el combate a la idolatría del mercado es enfático, al señalar que el hambre y la miseria no van a terminar simplemente con el crecimiento del mercado. “El mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social”.
Dicha encíclica pone el cascabel al gato, con lo que acontece y sufre nuestro pequeño estado insular, sometido a fuertes presiones de multinacionales y negociantes carentes de escrúpulos, reflejado en quienes han hecho zafra al otorgar 500 concesiones mineras, la grave amenaza que pende sobre Loma Miranda, el enorme pasivo ambiental que han acumulado las empresas dedicadas al procesamiento de agregados e insumos para la construcción, los traficantes de madera, los que provocan incendios en los escasos bosques que nos quedan, quienes contaminan nuestros ríos y las playas, el consumo compulsivo y la generación de desechos tóxicos.
Salvar el Planeta es salvar a los pobres. Ellos son las principales víctimas de las secuelas dejadas frente a quienes los hostigan y usurpan derechos colectivos y los empujan a vivir en miseria, y encima de eso para imponerse se prevalen de guerras mediáticas y sobornos. Por ello el Papa Francisco destaca que “Todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios… el suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios”.