Por Yanio Concepción
El país tiene razón de sobra para escoger ahora como pueblo cristiano la visión, compromiso y debate de esta encíclica del papa Francisco, sobre el cuidado de la Casa Común, nuestra madre Tierra.
Esta encíclica del Papa Francisco mucho hombre de iglesia alrededor del papa Francisco escribieron esta Encíclica para guiar al mundo por otro sendero de la perdurabilidad natural.
Los agobios que viven los pobres inmensa mayoría del planeta con esta encíclica el papa Francisco nos llama a reflexionar como hemos destrozado la madre tierra y para que nos sigamos indiferentes viendo los desastres que se están causado con el cambio climático.
En este planeta vivimos porque seguir destruyéndolo si no vamos a ningún otro, esta cita del papa nos llama a ver la realidad “Dios perdona siempre, los hombres a veces, la Tierra no perdona nunca”.
Los ambiciosos materiales y grades corporaciones atacan para confundir la verdad que se exhibe con una luz encima de la mesa, a los avaros y enfermos por la acumulación de riqueza y poder que dominan el mundo y van dejando miseria y calamidades y se esconden en su paraíso sin impórtale el destino de los seres humanos, a los que disfrazan en una globalización inhumana, se llenar de poder militar y económico, explotan la riqueza que tienen los países pobres de direccion política, sabiendo que “El mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social”.
Basta de firma y buenas intenciones que se quedan en simple papeles y documento de cumbre, Francisco amplía el concepto de la ecología para resaltar la “ecología integral”, la “ecología cultural” y la “ecología de la vida cotidiana”. “El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios”, vamos al debate real de lo que vivimos en esta media Isla destrozada por la explotación minera sin control.
Con este fragmento del Papa Francisco vamos a la reflexión y al debate.
Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño por todos los seres de esta tierra, porque ninguno de ellos está olvidado ante ti. Ilumina a los dueños del poder y del dinero para que se guarden del pecado de la indiferencia, amen el bien común, promuevan a los débiles, y cuiden este mundo que habitamos. Los pobres y la tierra están clamando: Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz, para proteger toda vida, para preparar un futuro mejor, para que venga tu Reino de justicia, de paz, de amor y de hermosura. Alabado seas. Amén. Papa Francisco
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