Por: Yanio Concepción
La esencia de ser cooperativista implica un estilo de vivir resuelto, sencillo y optimista; una forma de afrontar con optimismo y unidad la vida y sus circunstancias; una actitud alegre y poderosa de creer que juntos podemos; un compromiso solidario con el bienestar propio y ajeno; una fe en Dios que inspira e ilumina nuestra visión. El privilegio de confesarnos cooperativistas nos coloca” en el mismo trayecto del sol”, no a la sombra de las quejas.
La distinción de sabernos cooperativistas nos impulsa a vencer las circunstancias adversas, nunca a claudicar ante las precariedades. El honor de sentirnos parte de un movimiento económico donde laten muchos corazones, no nos deja tregua para el dolor paralizante, al contrario, nos levanta en almas para creer, crecer y construir juntos el mundo digno que merecemos.
La naturaleza de ser una cooperativa, en primer lugar, nos declara cristianos por fe, acción y convicción. El hecho de ser una cooperativa nos enmarca en la tipología de economía social y solidaria, lo que significa que las situaciones de uno son preocupación y ocupación de todos. La naturaleza de ser una cooperativa implica un ejercicio profesional ético, honesto y victorioso.
En la condición de ser una cooperativa subyacen unos valores y una filosofía que no sólo predican la equidad, el servicio, la honestidad, el amor, la cooperación y la responsabilidad, sino que los asumimos en lo público y en lo privado, en lo personal y en lo profesional como credo que se hace testimonio tangible en la comunidad. Estos principios son innegociables e irrenunciables. Negarlos o actuar en su contra seria traicionarnos a nosotros mismos.
Definitivamente el modelo socioeconómico cooperativo es una alternativa de solución y respuesta a cualquier circunstancia de crisis o de bienaventuranza personal o nacional. Aprovechamos las fortalezas de nuestro estilo de hacer negocios para alcanzar a más dominicanos y dominicanas de ese 41% que todavía está sumido en la pobreza y el 10% en la indigencia.
Cada día nos desafiamos más, invertimos más en los sectores que más lo necesitan como el industrial y el agrícola, creamos más empleos, educamos más, sembramos esperanza y oportunidades donde otros se empeñan en sembrardesolación. Llegar no es un punto para detenernos, es sólo el eslabón necesario para encambrarnos.
En esto creemos, porque los que creen son los que triunfan, como nuestros jóvenes emprendedores, con ellos ensancharemos nuestros horizontes, así haya que nadar contra corriente para alcanzar nuestra meta es hacer de nuestra Dominicana una nación cooperativa y de cada dominicano y dominicana un cooperativista genuino.