Un gran legado de los padres de nuestra República fue su enorme amor a Dios en su santísima y augustísima e indivisible trinidad.
Nos dejaron igualmente indicado su amor a la Patria y a la Libertad. Dios , Patria y Libertad, el lema que nos presentan como base para la lucha y el esfuerzo por tener una sociedad cada día mejor. Sin embargo, hay quienes, por su enfermo amor al dinero y al poder, olvidan lo planteado por los forjadores de nuestra nacionalidad.
Como país no hemos ordenado la casa a tiempo y enfrentamos hoy como país males sociales como la delincuencia, la corrupción, el lastre del narco y el cáncer social de la indiferencia, donde cada quien se acomoda a su afán individual teniendo el dinero como su “dios”, entre otros males. A propósito, gran parte de los que manejan los importantes sectores de la economía y la política solo comentan la carta la más reciente pastoral de los obispos, en un cumplido, sin compromiso, sin intentar siquiera ponerla en práctica.
En medio de las condiciones de vida del dominicano se hace hoy imprescindible que sigamos viendo en aquel lema de Dios, Patria y Libertad, la guía segura para seguir trabajando por una verdadera justicia social en base a normas claras en el proceder de nuestros líderes hacedores de la agenda del pueblo, en lo público y lo privado.