Por: Yanio Concepción
En su reciente discurso de rendición de cuentas el presidente de la República Dominicana nos hizo ver que estamos en una economía donde las personas son tomadas bien en cuenta. Es decir, una economía social y solidaria donde el conjunto productores, consumidores, ahorristas, trabajadores, etc., están regidos por principios de participación democrática en las decisiones, autonomía de gestión y, sobre todo, donde prima el ser humano sobre el capital. Nada de una economía capitalista.
Empero, es simplemente observable que en el país la actual ejecutoria económica nos hace crecer sin reparar daños sociales y donde gente busca en la economía publica su tabla de salvación y felicidad. El presidente nos presenta tres economías que rigen el mercado abierto en competencia, economía pública, economía privada y economía social solidaria que le sirve como ejemplo para acercarse a la población que clama apoyo domingo tras domingo en las comunidades precisamente a las que los funcionarios no suelen acercarse.
El discurso del presidente Medina enunciando las ejecutorias del año pasado nos deja mucho que pensar sobre que pasará en lo adelante en una campana eleccionaria, de un todo contra todo, donde muchos están en la búsqueda del poder desmedido, incluyendo aspirantes que no presentan hoja de servicios.
En medio de todo esto, la brecha entre ricos y pobres sigue siendo “enorme” situando nuestra región de Caribe en la deshonrosa primera posición en la desigualdad mundial, haciendo más vulnerable el circulo de la pobreza.
De ahí, entonces, que asumir con valentía la unidad del país para enfrentar la pobreza a través de una economía social solidaria es compromiso innegociable de la población y el gobierno que debe clamar por el bienestar común.