Por: Yanio Concepción
Pasar balance al culminar un año es inteligente para programar el porvenir del año nuevo. El pronóstico que nos espera a los dominicanos para el 2015 en lo socioeconómico viviendo sin planificación en un mundo de cambios económicos, climáticos y de guerra fría entre los países desarrollados es desesperanzador.
Las bajas continuas en los precios del crudo es un signo de presión a los productores de petróleo que manipulan la economía mundial. Incluso nuestro principal proveedor, Venezuela, va a cobrar más rápido su factura por su situación económica actual que depende de este renglón de exportación.
En el año 2015 se espera un debilitamiento del dólar y del euro como monedas mundiales a consecuencia del bajo crecimiento económico global por la influencia de China y el yuan. Esto también afectará la economía del país que tiene a EE. UU. como su principal socio comercial y depende, en gran parte, del ingreso de divisas.
El auge del turismo como base de nuestra economía se hace cada vez más competitivo. República Dominicana es cada vez más atacada por el manejo de los derechos humanos y fundamentales, por la inseguridad ciudadana y por cuestionamientos esporádicos, pero severos, a la calidad de nuestros servicios turísticos.
¿Qué nos espera para el 2015 cuando el liderazgo político se recicla y mira con lentes oscuros los cambios que los dominicanos anhelamos? Más compromiso social, un liderazgo responsable y ético en el manejo de la economía pública, protección al medio ambiente, educación de calidad, seguridad, empleo, un sistema de salud eficiente e inclusivo son solo algunas de las demandas recurrentes del pueblo dominicano.
¿Qué nos espera con una minería irresponsable y no regulada que compra conciencias para ocultar las riquezas que extrae y que se lleva del país en complicidad con la corrupción? Una minería ambientalmente responsable con una inversión comunitaria real y justa, un Estado que vele y defienda los recursos e intereses de la nación son solo algunas de las tareas pendientes que el pueblo espera.
Los compromisos derivados de los acuerdos de libre comercio, la rehabilitación de las zonas francas, la renovación tecnológica del sector agrícola capaz de producir mejores rubros para el consumo local e internacional colocan el país en un escenario de grandes desafíos para el 2015.
Ante estos vientos adversos que se vaticinan para el 2015, necesitamos fortalecer la familia como trinchera para la restauración moral, más integración comunitaria para hacer frente a las necesidades y aspiraciones sociales y económicas de los hogares que no pueden cubrir su canasta familiar. Necesitamos más cooperativas comunitarias responsables del desarrollo social, económico, ambiental y educativo de sus habitantes y de sus recursos.
En el 2015 debemos seguir a líderes con responsabilidad social y ética probada. Nuestro país debe centrar su esperanza en líderes como el Padre Francisco que guía a sus ovejas y a sus pastores hacia el bien común siguiendo la visión santa del amor a Dios y al prójimo.