Por: Yanio C. Concepción
El poder que se ejerce en la política dominicana está determinado por el partido que gobierna y por la autoridad que tenga el Poder Ejecutivo. La democracia dominicana es muy frágil para enfrentar, con un plan de nación, los problemas fundamentales de la población. El PIB para el 2015 se estima en US$61mil millones, el presupuesto nacional en RD$631millones y, según el vaticinio del FMI, la deuda pública puede alcanzar el 50% del PIB al final del año.
El pueblo dominicano valora positivamente la gestión del presidente de la República. No obstante,reclama, en un solo clamor,que el Gobierno enfrente con mayor dureza, con un plan nacional, el deterioro social en que está sumergido el país por la inseguridad y la delincuencia.
El presupuesto nacional para el 2015 no contempla incremento de sueldo para los responsables de la seguridad pública como son las fuerzas castrenses, las fiscalías y los jueces. Estos trabajadores que tienen la misión de salvaguardar la seguridad nacional no cuentan con un salario digno ni con los recursos materiales y tecnológicos necesarios para enfrentar este flagelo. Por tanto, la población seguirá indefensa ante los ataques de la delincuencia.
La pobreza en el país alcanza el 41.4%de la población. El 10% vive en la pobreza extrema. Esta situación genera más inseguridad. Los empleados de la administración pública y privada perciben bajos salarios, mientras un pequeño grupo amasa riqueza sin piedad y sin hacer ningún aporte para resolver los problemas que tanto nos impactan a nivel nacional e internacional. Renglones tan sensibles para la economía nacional como el turismo que tiene tanta competencia en El Caribe demandan más inversión y mejores condiciones salariales para los trabajadores del sector.
El país no tiene reserva ni presupuesto para resolver las prioridades que demanda la población. Sin embargo, hay derroche de recursos para financiarlas campañas de los aspirantes a la presidencia. Seguiremos oyendo las promesas y la demagogia electorera sin enfrentar la inseguridad, la pobreza, la delincuencia, la corrupción, los salarios bajos y los desmanes politiqueros.
Nuestro oro debería ser la gran reserva de la garantía nacional e internacional para atraer más y mejores inversiones y para pagar la deuda pública. La disminución de la reserva monetaria debería estar garantizada en pesos oro que producimos a granel. Retener el 10% de lo que produce Barrick Gold nos asegura más estabilidad con respecto a la tasa del dólar. Ahora más que nunca, el oro será el principal soporte del sistema de dinero al que no se le puede igualar ni siquiera el dólar. Un buen manejo de la reserva y el presupuesto puede mejorar la calidad de vida de la población propiciando la paz social.