DEPORTISTAS, ÍDOLOS DE GLORIA, QUEDAN POBRES

DEPORTISTAS, ÍDOLOS DE GLORIA, QUEDAN POBRES

Por: Yanio Concepción


Exaltara los deportistas es el mayor mérito al esfuerzo de toda una vida de sacrificio dedicada al deporte. Esto es más especial cuando ocurre en jóvenes que salen de la extrema pobreza, detrás de un sueño, para alcanzar la gloria deportiva y el reconocimiento social.

La Vega se ha constituido en el centro de la gloria del deporte dominicano al contar con gran cantidad de jóvenes que, con mucho esfuerzo, disciplina y pasión,han logrado vencer obstáculos de toda índole para alcanzar sus sueños. Uno de estos jóvenes valerosos es el nuevo campeón mundial de boxeo, el vegano Juan Carlos Payano. Este joven, con apenas 29 años, ha logrado ganar 528 peleas como amateur, ha participado en campeonatos nacionales e internacionales en Centroamérica y El Caribe. También representó el país dos veces en los Juegos Olímpicos llegando a la final.

En su pase al boxeo profesional, Payano ha logrado obtener 16 victorias en Estados Unidos. Es un joven creyente que, con fe en Dios y sin ningún tipo de ayuda económica, decidió probar suerte logrando escalar peldaños de victoria en el boxeo local e internacional.

La gloria de los deportistas dominicanos es efímera cuando  no cuentan con el apoyo del gobierno que les asegure una vida digna para ellos y su familia. Muchas glorias del deporte nacional terminan en la calle, sin casa, sin pensión, sin seguro de salud. ¡Qué gran odisea pasan los deportistas del barrio! Ser campeón mundial enaltece el orgullo nacional, llena de gloria cualquier gobierno y autoridad, ocupa los titulares de la prensa del momento. Sus proezas deportivas añaden gloria eterna el país, pero no les garantiza un presente ni un futuro decente a ellos mismos ni a sus dependientes.

Exaltar al deportista por sus grandes méritos es un signo de justicia ante los ojos de Dios y el pueblo, asegurarle alimentación, salud y vivienda es un deber del Estado por sus proezas como ejemplo digno a seguir. El joven Payano ha esperado por más de 10 años que se le cumpla la promesa de un apartamento.

Al parecer, faltan autoridades deportivas y estatales dispuestas a cumplir con su deber de reconocer y premiar con justicia los méritos alcanzados por jóvenes deportistas. En su vida adulta, con una familia a cuestas, estos jóvenes atletas suelen quedar condenados al desamparo del Estado. Por lo general, mueren sin protección, con una salud precaria. Muy bien haría el presidente  Danilo Medina si en su plan de hacer “lo que nunca se ha hecho” decidiera crear un programa de protección a los deportistas dominicanos que han llenado de gloria el país con tanto sacrificio humano. Estos deportistas no deben vivir ni pedir dádivas al Gobierno dominicano. 

Es el Estado el que debe garantizarles la satisfacción de sus necesidades fundamentales a estos héroes del sacrificio como dicta la Constitución de la República.