Por: Yanio Concepción
El gobierno dominicano tiene la gran oportunidad de seguir refrendando los acuerdos del Pacto de Nación con una nueva visión de compromiso. Ya no es una cuestión de recursos ni de voluntad política para debatir y resolver los grandes males que nos afectan a todos por igual y que son temas fundamentales del Plan de Estrategia Nacional.
Un país no puede avanzar sino cuenta con ciudadanos con pensamiento y análisis crítico. El país se desvía, va hacia la deriva. El Estado sigue endeudándose sin un plan claro y coherente que dé respuesta a los grandes y viejos males de la nación. En el país se habla de planes con fines electoreros, pasadas las elecciones, continuamos sin un plan para enfrentar el creciente auge de la delincuencia, el consumo y tráfico de drogas, el incremento de la prostitución infantil, la corrupción pública.
Hacer un llamado al Estado para que imponga más control en el consumo de alcohol, drogas, en la contaminación por ruidos, en la organización del tránsito, en el porte de armas de fuego, en la protección del medio ambiente, en el cuidado de nuestras montañas, ríos y playas es un reclamo justo y democrático del pueblo.
La inseguridad no puede seguir reinando sin que se defina un plan nacional con los servidores públicos que también viven en la pobreza. No puede haber un plan efectivo de conciencia colectiva si no se oye al pueblo por los diferentes medios democráticos de comunicación, aunque estamos invadidos de políticos comunicadores y de comunicadores políticos.
El Estado debería acoger las prioridades del país, desordenadamente habitado, para ordenar el territorio con una visión de desarrollo sostenible. Ese es el mejor legado de un gobernante, política y socialmente, responsable.
El obispo Antonio Camilo, ha dado testimonio de ser un buen pastor que ama al prójimo. En todo momento y en todos los escenarios demostró su compromiso social con el bienestar integral del pueblo. Nos invitó a la paz, a la convivencia pacífica, pero también, con determinación democrática, exigió en las homilías,durante el viacrucis del Viernes de Dolores en el Santo Cerro,la defensa de Loma Miranda.
Amar al prójimo en democracia es velar por un orden real de las cosas, un sistema inviolable donde todos los transgresores sean castigados por la ley, sin privilegios. Después de la reflexión, hay que tomar una determinación y emprender una acción. Determinemos avanzar hacia la prosperidad y la paz y actuemos con responsabilidad e integridad para construir la República Dominicana digna y democrática que todos anhelamos y merecemos.