Guerra Mediática y Recursos Naturales

Guerra Mediática y Recursos Naturales

Por: Yanio C. Concepción

La guerra mediática se intensifica de más en más en el país. Funcionarios públicos y privados han reducido los medios de comunicación a una mesa de negociación, donde el clientelismo, el soborno y la venta al mejor postor imponen las reglas del juego.

La subcultura del sobrecito, el cofrecito, la cajita, el soborno y el chantaje no es ética ni moral. Sin embargo, políticos, empresarios y líderes institucionales la asumen como su principal estrategia de negociación e intermediación. Los organismos que deben fiscalizar y rendir cuentas parecen no advertir las triquiñuelas y maniobras por debajo de la mesa de negocios. 

En el caso de Loma Miranda, funcionarios que deben aplicar el peso de la ley sucumben a la ley del más poderoso. Congresistas que deben preservar los recursos nacionales, reservan su voto a favor de capitales trasnacionales. No valoran la responsabilidad social de su investidura e ignoran los informes técnicos, la licencia ambiental del pueblo y de los Ayuntamientos, violando el derecho social,  la soberanía popular y el derecho ambiental constitucional.

Que los dominicanos, por una cultura y educación política limitadas y por inmensas necesidades insatisfechas tengamos que someternos al mejor postor de compra de conciencias, nos hace cómplices de males sociales y de la corrupción e impunidad.   

La guerra mediática se impone en el sector público y privado. Esto nos debilita para enfrentar la podredumbre en que vive el país ante la vasta riqueza que se maneja para conseguir objetivos económicos. Las recientes revelaciones del ex-presidente Leonel Fernández, en artículo publicado el 10 de febrero pasado, ponen en evidencia cómo se manejan las cosas.

Cuando un país pierde el asombro ante los actos delictivos, la corrupción y la compra de conciencia, se pierde la  sensibilidad y la responsabilidad para enfrentar los males sociales.

Vivimos en  unas bacanales impúdicas donde se impone la ley de “sálvese quien pueda”. Los valores, el conocimiento y la defensa de nuestras riquezas ambientales deben vencer en esta guerra mediática.