Lic. Yanio Concepción
Editorial Radio Santa María
27 de marzo, 2013
Los partidos políticos representan las fuerzas de poder del país ya sea desde el gobierno o desde la oposición. Sin embargo, en lugar de generar estabilidad y confianza, las luchas intra y entre partidos generan incertidumbre en el pueblo dominicano. Sin un plan de trabajo ni una propuesta social consensuada se desperdician y demoran los cambios que necesita y aspira la ciudadanía.
Esta situación política divide y distrae el poder de la democracia generando o manteniendo un sistema fallido de servicios públicos. La salud, la seguridad social, la educación, la justicia, el transporte, la energía eléctrica que son temas cruciales para diseñar las campañas electorales, sucumben ante el clientelismo en la agenda del partido electo. Esto provoca que el pueblo dominicano se sienta abandonado, que desconfíe de sus líderes y se aliene en un individualismo social peligroso. Ante este panorama, nos preguntamos: ¿qué aspiramos los dominicanos?
Las justicias social y divina difieren en forma y fondo. En medio de las calamidades humanas, la irresponsabilidad política y empresarial, en Semana Santa, el papa Francisco nos invita a vencer el desánimo “incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables”. Estas palabras nos llaman a creer, a tener fe, a pesar de las dificultades que sufrimos los dominicanos fruto de la autocomplacencia e impunidad de los corruptos en el manejo de la cosa pública.
Enfrentar con gallardía nuestros problemas sociales, económicos y ambientales es responsabilidad de todos. Así lo expresa Francisco cuando nos dice: “Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la humanidad! Guerras, violencias, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, de poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación”.
¿Que aspiramos los dominicanos? Aspiramos a vencer con ánimo y determinación estos obstáculos que por décadas nos han afectado a todos por la irresponsabilidad de líderes que no han guiado con honestidad las políticas de Estado retrasando y atrasando el desarrollo del país. Es tiempo de expresar y reclamar con claridad meridiana lo que realmente queremos los dominicanos, sin populismo, sin apasionamiento político, con la verdad en las manos como manda Jesús con amor.
Seguir los mensajes de Francisco en Semana Santa es una decisión sabia porque él es un instrumento de Dios para guiarnos por el mejor sendero. No perder la esperanza, animar a nuestros hijos a ser solidarios, a amar al prójimo y a Dios sobre todas las cosas es el mejor regalo de convivencia que podemos heredarles en esta tierra.
En esta Semana Santa nos preguntamos ¿que aspiramos los dominicanos? Aspiramos a la restauración de la credibilidad del Estado y de la confianza de los ciudadanos, a un pacto social que involucre todas las fuerzas vivas del país, un sistema de servicios públicos que dignifique la familia, una cultura de paz, justicia y respeto que provoque la gracia y las bendiciones de Dios a favor de este pueblo de fe.
YC