Por: Yanio C. Concepción
Para Radio Santa María
El 13 de marzo del 2013 es una fecha memorable para el continente americano con la elección del primer Pontífice latino, el argentino Jorge Mario Bergoglio de descendencia Italiana.
En medio del descalabro moral y ético que vive el mundo, vemos venir a Francisco rico en humildad, sencillez y austeridad; repleto de paz, de sensibilidad social y ecológica como un príncipe con nobleza de mendigo, hospedarse en el trono papal sin estridencias ni desfiles faranduleros.
El Francisco de la América sufrida viene al mundo a romper las barreras mentales de las potencias económicas, para seguir siendo un simple y modesto hombre que representa a Dios en esta tierra.
El nuevo papa Francisco nos trae las buenas nuevas con lecciones humanas simples, con un liderazgo cristiano natural, sin poses, con una sonrisa angelical, con un ejemplo de prédica y práctica de integración de ideales en Cristo Jesús.
Francisco nos impresionó con su sencillez desde su primera salida en el Vaticano. Rompiendo el protocolo papal se acercó a la población, transitó en el mismo autobús con los cardenales y obispos como un simple ciudadano, que sirve a Dios con amor, sin importar banderas, razas, idiomas, ni país, uniéndonos bajo una sonrisa que corta todas las distancias.
Francisco se presentó con su vestimenta modesta, pero con galas de amor y compasión para servir a todos sin distinción, en especial a los pobres de la tierra. El Sumo Pontífice, Francisco, exclamó: “Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”.
El papa Francisco nos invita a servir con su ejemplo desde cualquier posición que ocupemos. Nos inspira a poner nuestra virtud y bondad al servicio de los más necesitados, como mandó Dios desde la creación del mundo.
Francisco nos invita a guardar silencio, a orar, a hacer pausas y a conectarnos con nuestra espiritualidad. Francisco, en honor a San Francisco de Asís, encarna el significado de ese “santo de paz” que, entre los siglos XII y XIII, dedicó su vida a los más desfavorecidos. ¡Enhorabuena llega el papa Francisco, justo en la cuaresma, para inspirarnos a que nos despojemos de toda atadura, egolatría y afán de poder! ¡Gracias a Francisco y a los jesuitas por darnos este motivador ejemplo de humildad y grandeza!
YC