Una Promesa de Hombre

Una Promesa de Hombre

Por: Yanio C. Concepción

Las elecciones de EE. UU. reflejan el destino de la situación económica que vive el mundo sin una propuesta clara de cambio. Lo que pasó a finales de la década del 2010 todavía tiene secuelas de falta de ética y moral en la administración pública y privada.

República Dominicana fingió escaparse de la crisis mundial con la propaganda presidencialista de que nuestra economía estaba blindada. Hoy pagamos un precio muy alto por esa farsa mientras los farsantes se pasean por las cortes internacionales con un discurso macroprogresista. El alardeado crecimiento sostenido de la economía no se ha reflejado en el desarrollo de las clases sociales  más carenciadas  que sobrepasa el 41.1 % de la población.

Aquí se habla de un acuerdo de 30 años con una Estrategia Nacional por ley para enfrentar el descalabro de un sistema educativo que no genera riqueza, un déficit en la energía eléctrica que se ha comido gran parte del presupuesto nacional subsidiando a los que más tienen poder económico y político. La corrupción administrativa, la delincuencia, la falta de seguridad, el aumento de la deuda pública, la propagación del narcotráfico, han destruido los sueños que, cada cuatro años, nacen en el corazón de los dominicanos. La pobreza se ha naturalizado en el país y ha logrado, en un tiempo record, legitimar su estatus migratorio con el apoyo del Gobierno de turno.

El Gobierno Dominicano, que cuenta con todos los poderes, no ha sido capaz de guiar el país con una política de Estado comprensible, capaz de salvar y generar riqueza. Nuestro país posee los recursos humanos y naturales óptimos, en cantidad y en calidad, para transformar nuestra nación en una potencia socio-económica líder del Caribe. Pero, mientras la clase política siga operando y encubriendo la corrupción, no habrá espacio ni oportunidad para que esos recursos se pongan al servicio de la Patria.

Enfrentar la situación crítica y el estado de emergencia que vive el país sin consenso nacional será más de lo mismo. El Lic. Danilo Medina tiene las mejores intenciones de servirle a su prójimo y a Dios como manda su fe. Solo que esto va más allá de una reforma fiscal que remedie los desaciertos y el derroche de la administración pasada. Hace falta un cambio de mentalidad, una ruptura ideológica  con la clase política clientelista. Dominicana está en crisis. La solución a corto, mediano y largo plazo demanda una revolución del liderazgo nacional en todos los órdenes.

Señor Presidente, ¿por qué seguir con el borrón y cuenta nueva ante la corrupción nacional e internacional enquistada en ciertos organismos financieros mundiales? Señor Presidente, en el país de las maravillas y de un crecimiento económico utópico, ¿por qué guardar más secretos si lo que queremos es transparencia, responsabilidad pública, trabajo ético y moral? Señor Presidente, usted tiene el poder para desencadenar esta madeja y para asumir con valentía la justicia social. Señor Presidente, mientras usted no marque una línea clara y distante entre usted y los farsantes, mientras usted siga asistiendo a la misma iglesia con los malvados, mientras usted siga rodeado de los corruptos, es muy difícil creer en su buena voluntad y sumar “manos a la obra”.

¡Que Dios ilumine a los más desposeídos para que puedan hacer frente a tantas necesidades y aspiraciones insatisfechas por décadas! Señor Presidente, no basta con buenas intenciones, más bien decida, desde el Estado, instalar con determinación una misión ética y moral comprometida con la felicidad de la gente y haga de esto “una promesa de hombre”.