Por: Yanio Concepción
En medio de las dificultades que vive la población existen miles de guerrilleros repartidos por todo el planeta esperando su turno, no para tomar las armas, sino para defender los derechos ciudadanos usando el poder de los medios de comunicación electrónica. Las noticias corren a la velocidad de la luz, pero, ¿quién pone la agenda en el país? ¿Cuál es el futuro del pueblo en manos de los políticos, de los periodistas y de los medios de comunicación?
El debate público se ha empobrecido, se ha envilecido y adolece de penuria de ideas. Los comunicadores y quienes ostentan el poder económico y político se desvinculan de los problemas sociales reales que afectan acuciantemente la sociedad actual.
El periodismo democrático no puede ser patrocinado por gobiernos ni fundaciones. Debe regirse tanto por la norma de la competencia como de la cooperación, en términos de Brandenburger por la “coopetencia”.
En una sociedad que se distancia del bien común y que don dinero se impone, no hay esperanza de felicidad para los más carenciados que han progresado en sus niveles de pobreza, desempleo y baja educación, donde comer es una lotería diaria de sobrevivencia.
¿Quién pone la agenda diaria en el país para una verdadera prosperidad ciudadana? ¿Quién pone la agenda para sacar a la gente de la pobreza, producir empleo, incrementar el presupuesto de educación, garantizar seguridad ciudadana, castigar la corrupción pública, crear una mejor ciudadanía más disciplina y respetuosa?
República Dominicana enfrenta grandes desafíos que ameritan la integración de sus mejores hombres y mujeres, capaces de interpretar y encarnar el nuevo liderazgo que demandan los tiempos actuales.
La agenda de los ciudadanos responsables debe centrarse en exigir sus derechos y cumplir sus deberes, caminando hacia un país transformado, habitado por ciudadanos dignos, creyentes, donde se promueva y se construya la felicidad de la gente. En una sociedad justa debe ser la gente antes que el capital.
Cada ciudadano debe prepararse para poner en la agenda su verdadero desarrollo, exigiendo el cumplimiento de las promesas de campaña y siguiendo a los periodistas comprometidos con el bien común, no con los intereses de grupos particulares.
¿Quién verdaderamente pone la agenda nacional para el bien común?